Tras cientas de idas y vueltas, el Príncipe Guillermo y Kate Middleton dieron por finalizada, oficialmente, su estadía en el Palacio de Kensington para comenzar a vivir en Adelaide Cottage, una modesta residencia ubicada a unos pocos minutos del Castillo de Windsor, donde vive la Reina Isabel II.

El nuevo hogar del Duque de Cambridge cuenta con tan sólo cuatro habitaciones, por lo que no hay espacio suficiente para el personal. De hecho, ello se debe a que los royal prefirieron, en esta oportunidad, una casa más sencilla, sin grandes lujos ni que implique gastos innecesarios.

Además, otra de las razones por las que Kate Middleton y su esposo decidieron mudarse fue para estar cerca de la Reina. A sus 96 años, se encuentra delicada de salud y la compañía de su familia le resulta indispensable: "La Reina necesita más gente como Guillermo a su alrededor. A menudo está sola, por lo que estará encantada de que Guillermo, Kate y sus tres bisnietos estén a tan solo diez minutos de distancia", comentó la revista Majesty Magazine al respecto.

Una historia de amor en Windsor

Sin embargo, por más de que Adelaide Cottage parece una simple residencia, sus paredes guardan grandes secretos e historias de la Realeza. Una de las más importantes fue el intenso romance entre el capitán Peter Townsend y la Princesa Margarita, hermana de la Reina Isabel.

Aquel amor surgió durante finales de la década de 1940 y principios de 1950, cuando Townsend vivía allí. Poco tiempo después, su noviazgo con Margarita salió a la luz y, tristemente, les impidieron casarse.

Además de anécdotas de amores no correspondidos, Adelaide Cottage fue el escenario de otros eventos de la Corona inglesa. Construida por el Rey Guillermo IV en 1831, el Soberano eligió el nombre de la casa en honor a su esposa, la Reina Adelaida. Asimismo, la Reina Victoria acostumbraba desayunar allí.

El nuevo hogar del Príncipe Guillermo también se encuentra cerca de la Capilla de San Jorge, donde Harry y Meghan Markle se casaron, al igual que la princesa Eugenia y Jack Brooksbank. Sin duda alguna, los Duque de Cambridge no podrían haber elegido un lugar más mágico, único e histórico para disfrutar sus días en familia.