Este último fin de semana fue histórico para el Reino Unido. Allí se llevaron a cabo los festejos por el Jubileo de Platino de la Reina Isabel, que cumplió 70 años sentada en el trono de Inglaterra y colonias adjuntas. El evento también contó con otro episodio digno de inmortalizar en los libros de historia, que fue el regreso del Príncipe Harry y de su esposa Meghan Markle al país que los vio convertirse en marido y mujer, Duques de Sussex.

Sin embargo, lo que debió ser razón de alegría, resultó ser un verdadero bodrio para la pareja que hace no muy poco tiempo renunció a la Casa Real inglesa para vivir plácidamente en Estados Unidos, a donde regresaron con premura luego de lo que pasó con el Príncipe Carlos y el Príncipe William, padre y hermano de Harry, respectivamente.

No hay perdón para las acciones de Carlos y William, dicen muy por lo bajo allegados a la ex pareja de "royals" británicos, quienes no pudieron ocultar su enojo ante un desplante del heredero de la Corona y del Duque de Cambridge. Ninguno de los dos, ni siquiera alguien de sus familias, se hizo presente en el primer cumpleaños de la pequeña Lilibeth, hija del ex Duque de Sussex y la actriz estadounidense, que festejaron el sábado en Frogmore Cottage, en Windsor.

En lugar de asistir, tanto el Príncipe Carlos como el Príncipe William escogieron las redes sociales como vía para saludar a la pequeña y así poder esquivar la invitación del ahora ex miembro de la familia real. Desde la cuenta de Twitter de la Familia Real, le escribieron un breve "deseamos a Lilibeth un muy feliz primer cumpleaños”.

Bajo ese panorama de frialdad e indiferencia, tanto el Príncipe Harry como Meghan Markle decidieron partir antes de lo previsto para regresar a Estados Unidos y continuar con sus vidas lejos de toda responsabilidad relacionada a la realeza.

Un regreso sin penas ni glorias

Harry y Meghan no quisieron ausentarse del Jubileo de Platino de la Reina Isabel. Dejaron de lado el orgullo y todas las diferencias que provocaron su decisión de alejarse de la realeza y las críticas que les valió continuar sosteniéndola en el tiempo para estar junto a la familia y que su pequeña Lilibeth conozca a su bisabuela.

Siempre en un clima enrarecido, El Príncipe Harry y Meghan Markle consiguieron que su bebé pase algún tiempo con Isabel II. Sin embargo, ni la ternura de la pequeña ablandó el corazón de la monarca que, pese a todo, prohibió que la pareja proveniente de Estados Unidos formara parte de la tradicional salida al balcón del Palacio de Buckingham, desde donde la realeza saluda a los miles de asistentes que se acercan a aclamarlos durante los festejos.

No solo no se le dejó formar parte de las actividades reales, sino que también se le vetó de todas las imágenes y potenciales fotografías que se compartirían más tarde en las cuentas de redes sociales de la Casa Real. Un acto imperdonable contra el ex Duque de Sussex y la actriz norteamericana que supo ser princesa.