Todo parece mejorar para Iñaki Urdangarin. En libertad y a la espera de los papeles de la Infanta Cristina para firmar el divorcio, el ex Duque de Palma de Mallorca se encuentra en un proceso de recuperar el tiempo perdido a causa de la condena que lo llevó a penar tras las rejas por el recordado caso Nóos. Cuando todo parecía estar bien, dos figuras conocidas vuelven a aparecerse frente a él y, en realidad, de toda España. Enciende la tele y allí están. Abre un diario, y ahí las tiene otra vez. Su tranquilidad se ha visto nuevamente interrumpida y esta estas son las dos razones.

Samantha Romero y Rocío Martín son dos de las tres juezas (junto a Gloria Martín) que, desde el 13 de junio pasado, tienen la importante responsabilidad de presidir el juicio por el caso Cursach, que juzga al empresario Bartolomé Cursach, más conocido como “El Rey de la Noche” de Mallorca. Casualmente, son las magistradas que sentenciaron el futuro de Iñaki Urdangarin en 2017 y que, de algún modo, también marcaron el destino de la Casa Real.

Romero y Martín condenaron al ex Duque de Palma a seis años y tres meses, además de sentenciarlo a pagar una multa de más de 500 mil euros. La mitad de esa cifra es lo que ordenó pagar en el mismo concepto a la Infanta Cristina, su entonces esposa.

Las mujeres que Iñaki Urdangarin seguramente no quiere ver ni en pinturas fueron quienes lo encontraron culpable de defraudar en millones de euros al Estado español, entre 2004 y 2006, cuando era presidente del extinto Instituto Nóos.

Entre los hechos de corrupción juzgados por Samantha Romero y Rocío Martín, estuvieron un foro de turismo de tres días por un valor de 1,2 millones de euros, y la construcción del Polideportivo Palma Arena, una obra que había sido presupuestada en 43 millones de euros y terminó costando 110 millones de euros.

Lo que Iñaki Urdangarin quisiera olvidar

La intervención de Samantha Romero y Rocío Martín en el juicio por el caso Nóos es recordada por toda España y resulta uno de los hechos más olvidables para Iñaki Urdangarin.

Durante el proceso contra el ex Duque de Palma, Martín fue reconocida por su dureza. Aseguran que fue ella quien exigió condenas más elevadas. Ya era conocida por su implacabilidad.

El caso de Romero es un tanto más desgraciado para Urdangarin. Entró en sustitución del magistrado Juan Pedro Yllanes. ¿Jugada del destino? La magistrada se mantuvo siempre profesional y pendiente del calendario del juicio que ya llevaba 163 días de litigio. Los apuntes de la época la reconocían por su “distancia y frialdad” a la hora de tratar con los abogados y fiscales del caso.